lunes, 23 de marzo de 2015

Popina


Dicen que el 20 de Marzo es el día de la felicidad, para alguien como yo que no cree ni en el 10 de mayo ese día no debería tener más trascendencia que ser el 20 de marzo, pero a partir de este año, ese día tendrá un significado, y vaya que lo tendrá, ya que si puede haber una expresión de felicidad es el amor que nuestras mascotas nos tienen,  y el 20 de marzo de este año, mi Popina  dejo este plano para irse a la nube de perros, donde dice mi sobrina Ximena que esta.


Popina llegó el 6 de enero del 2000 a la casa, un amigo la encontró en una jardinera, la habían abandonado, y decidí llevarla a casa, para mi hermano, esperábamos que Popina creciera y se convirtiera en un labrador, nunca sucedió, no creció mas allá de 30 cms. de una manera amorfa e irregular, las uñas sobretodo las pulgares le crecían de una forma desmesurada.

Popina le encantaba el mar, jamás hubo necesidad de que usara correa, cuando salía con nosotros no se despegaba, eso sí, si se cansaba había que cargarla porque no caminaba mas, Popina rompió con todo lo escrito, nunca le pusimos ninguna vacuna, sobrevivió a una atropellada y a un ataque de pitbull, quien la atrapo por la garganta dejándola sin voz solo una semana, TODOS los días de su vida comió concha de chocolate, mi papa le daba de comer chicharrones, y por supuesto su comida preferida, virote con frijoles refritos aguaditos, súper fan  de los plátanos con mantequilla, que solo comió croquetas de cachorro y cuando decidió cambiar fue para comer whiskas,  ¿me pregunto por qué la gente creía que estaba embarazada?  Sin dejar de lado el valor y seguridad que hacía que un rodweiller le tuviera miedo. Ah y no le gustaban las fotos, ni la lluvia ni los truenos.
Que difícil soltar, que difícil renunciar a saber que aun cuando ya no vivo en casa de mis padres, sabía que cada vez que llegará ella sería la primera en esperarme en la puerta y yendo a hablar al humano más cercano que me abriera la puerta con desesperación, tan generosa y compasiva que aun cuando Blank, mi gato, le ganaba su cama, ella esperaba pacientemente a que le dejara el lugar. Que triste es sentir el vacío que dejas.
No queda más que agradecer y celebrar la vida de alguien que ingenuamente, a quien pensé que le salvaba la vida y le hacia el favor, siendo que los más beneficiados por el amor que ni un día dejo de expresar hacia nosotros.

Espero estés muy feliz brincando en esa nube exclusiva para perros donde debes estar viéndonos a cada minuto y esperando el día que me toque dejar este plano y me ayudes a “cruzar el río” saltando ansiosa por estar conmigo como siempre,  y así rascarte la panza como te gustaba.

Gracias Popina, gracias por amarnos y enseñarnos lo que es el amor incondicional. Saludos a Horacio y ya nos reencontraremos bebé… Gracias.